Durante los días 11, 12 y 13 de agosto se realizó la Décimo Jornada del Consejo Nacional de Prevención en la Casa Loyola de Padre Hurtado.
El objetivo del encuentro fue fortalecer la cultura del cuidado y compartir avances y desafíos en este camino en las diferentes diócesis de la Zona Centro. En la oportunidad también se expusieron los resultados del seguimiento e implementación de las Líneas Guías en nuestros territorios —que a partir del año 2015 se dieron a conocer—, junto con experiencias de buenas prácticas de cómo se ha ido implementando la cultura del cuidado en las diferentes diócesis.
“En esta jornada se buscó tener espacios de reflexión para fortalecer los caminos de los equipos que trabajan en las diócesis en el autocuidado y en la cultura del buen trato, a través de una espiritualidad sólida, apoyarnos en esta misión, y en el trabajo que nos ha encomendado la diócesis”, explicó el Padre Juan Pablo Miranda, Presidente del Consejo de Prevención quien fue acompañado al encuentro de Roberto Sepúlveda y Walter Sánchez miembros del Consejo.
A su vez se dio a conocer lo que la iglesia diocesana ha ido realizando en estos años de trabajo, mostrando las experiencias buenas, las debilidades y los aspectos a mejorar.
“Dentro de las cosas destacables está la preocupación de nuestros agentes pastorales, incluidos sus párrocos, en formar a su gente. Llevamos más de 2.500 personas formadas y durante agosto realizamos cursos online los días miércoles, con al menos 200 personas inscritas, para quienes quisieran prestar un servicio remunerado o no al interior de la Iglesia”, explicó el Padre Juan Pablo Miranda y añadió, “otra de las fortalezas es que nuestra jerarquía, partiendo por nuestro Obispo, sacerdotes y diáconos, tienen claro que este es un tema pastoral, que llegó para quedarse y que debemos trabajar todos para ir generando esta cultura del buen trato que a la larga evite abusos de cualquier índole. Están todos comprometidos en esta tarea y esperamos que sigamos apoyando todas estas iniciativas que a nivel diocesano proponemos”, dijo.
Entre las debilidades se encuentra la necesidad de “crecer en acompañamiento a eventuales víctimas para que sea algo sistemático con una red de profesionales que nos apoyen. También nos falta vinculación con organismos estatales trabajan en estos aspectos para nosotros contarles lo buena que ha sido toda esta experiencia formativa, compartir nuestras experiencias y también aprender de ellos que ciertamente tienen mucho que enseñarnos”, finalizó.