Al iniciar un nuevo año solemos naturalmente hacer recuentos sobre lo vivido, lo aprendido, lo alcanzado o lo que falta por concretar. También recordamos a los que han partido o a aquellos que han sobrevivido a múltiples dificultades. Somos seres de hitos, de signos. En ese sentido, quiero invitarlos también a hacer esa reflexión desde la mirada de la fe, pero no sólo dentro del templo sino en toda nuestra vida cotidiana.
Dios se hace presente en nuestras casas, trabajos, en el estudio, incluso en el descanso. Jesús está vivo en medio de nosotros, y el no olvidarlo hace que nuestra carga sea más llevadera porque sabemos que Él está a nuestro lado, no estamos solos. Como pastor, quisiera animarlos a recoger todo lo vivido, sufrido, alegrado y aprendido, y ponerlo como ofrenda ante la cruz confiando en Aquel que dio la vida por nosotros.
A lo largo de 2023, en todos los números de esta revista, hemos querido recoger los principales acontecimientos que nos han reunido como comunidad a modo de recordatorio de lo mucho que somos capaces de hacer cuando nos entregamos en manos del Señor. Es la alegría expresada en tantas celebraciones, encuentros e hitos que nos han marcado.
Rememorar es otra manera de aprender, prepararse y de recobrar nuevas fuerzas para el año siguiente, para seguir dando lo mejor de cada uno de nosotros como verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo.
Como nos invita el Santo Padre, “podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados, pensando sólo en nosotros mismos, sin comprometernos”. Nuestra comunidad de la diócesis de San José de Melipilla tiene mucho más que dar, pero para eso debemos antes llenarnos del Amor con mayúscula.
Con estas reflexiones en el corazón nos encomendamos a la Santísima Virgen María, y a San José nuestro patrono, para que nos acompañe y guíe en el caminar de este 2024.
Con mi bendición,
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla