La Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Curacaví estuvo de fiesta, conmemorando 200 años de fructífera vida parroquial. En una ceremonia llena de fervor y gratitud, presidida por el Obispo de Melipilla, Monseñor Cristián Contreras Villarroel, y acompañada por autoridades locales y numerosos feligreses, se celebró este significativo hito.
Durante dos siglos, la parroquia ha sido un baluarte espiritual para los habitantes de Curacaví, siendo un faro de fe y esperanza. Su historia está íntimamente vinculada a la devoción a la Virgen del Carmen, patrona de Chile y de la parroquia.
La celebración comenzó con una misa solemne presidida por Monseñor Contreras Villarroel, quien en su homilía resaltó la importancia de la parroquia en la historia de Curacaví y su papel como guía espiritual para la comunidad. “Recordamos en nuestra diócesis de Melipilla a las parroquias de Puangue y del Prado de Peñaflor y esta querida parroquia de Curacaví que llevan por nombre a Nuestra Señora del Carmen”, expresó el Don Cristián, valorando los testimonios de fe celebrados en capillas dedicadas a la Virgen del Carmen como un reflejo del aporte cristiano a la construcción de una nación basada en los ideales de las Bienaventuranzas del Señor.
En su mensaje, Monseñor Contreras también agradeció el saludo enviado por Monseñor Alberto Ortega, ex Nuncio Apostólico en Chile, y destacó la presencia de la Virgen María desde los inicios de la vida cristiana en el país. Además, rindió homenaje a aquellos que han transmitido la devoción mariana a través de las generaciones, especialmente a las Camareras de la Virgen del Carmen, clasificándolas como “verdaderas madres en la fe”.
El Monseñor Contreras hizo un llamado a la comunidad a fortalecer su fe y compromiso, especialmente en tiempos de dificultades. “Duelen los asesinatos violentos, nunca vistos en nuestras comunas; la acción del crimen organizado; la trata de personas y explotación de mujeres; los criminales narcotraficantes y la utilización de jóvenes y niños para infectar los barrios, los colegios”, enfatizó, exhortando a los cristianos a recuperar los espacios públicos para el bien común.
Monseñor Contreras aprovechó la ocasión para instar a los jóvenes a involucrarse activamente en la vida de la Iglesia y discernir su vocación. Recordó las palabras de María en las bodas de Caná: “Hagan lo que Él les diga”, y animó a los jóvenes a escuchar el llamado del Señor en sus corazones.
La celebración culminó con cantos y bailes folclóricos en honor a la Virgen y la bendición de tres vitrales y un reloj instalados en el campanario, obras del pintor sacro Marcelo Guerra. Este bicentenario ha sido una ocasión de profunda alegría y renovación espiritual para la comunidad, testimoniando la inquebrantable fe y devoción mariana que ha caracterizado a los feligreses de Curacaví durante 200 años.
Durante los días de celebración, también se realizaron actos devocionales en diversas capillas y parroquias cercanas, consolidando así el espíritu comunitario y la devoción a la Virgen del Carmen.
Créditos
Obispado de Melipilla y
Víctor Villa, Comunicaciones CECh