“Como levadura en la masa, estamos llamados hoy en Chile a generar una cultura vocacional, es decir, “un humus que permita y favorezca que cada hombre y mujer se pregunte por su vida, por su pasado, presente y futuro; y pueda desplegar sus dones y capacidades para ponerlos al servicio de su pueblo”. Nos sentimos movidos por el Señor a crear ambientes que permitan preguntarse por lo fundamental de la vida y así descubrir el llamado a servir y amar en una vocación particular, ya sea en el matrimonio o soltería, en el sacerdocio y en la vida religiosa; vocación desplegada para el servicio de los demás y el bien común” (Orientaciones Nacionales de Pastoral vocacional).