El pasado domingo 9 de abril celebramos la Santa Misa de Pascua de Resurrección que fue presidida por nuestro obispo Monseñor Cristián Contreras Villarroel y con la participación de alrededor de 600 fieles. Durante la misma nuestro pastor nos recordó los días vividos en Semana Santa y los pasos de Jesús en la Cruz. “En este caminar y en su propia persona, el Señor nos ha mostrado su solidaridad a la gente que sufre y que padece de tantas maneras. Él es “eterno contemporáneo de la humanidad”, destacó.
“En años anteriores estos días nos mostraron a los enfermos y difuntos de la pandemia que sigue afligiendo al mundo. Nos mostraron a los seres humanos en gestación que luchan por nacer, a los que no pueden salir de su pobreza, a todo aquel que necesita de una mano amiga. Estos días nos muestran también una delincuencia cada vez más violenta y asesina, como han sufrido miembros de Carabineros de Chile. Vemos el drama que padecemos por las mafias de traficantes de drogas; la explotación de mujeres y la inseguridad que padecen las personas de bien, chilenos y migrantes. Por eso, estos días santos nos han señalado e invitado a peregrinar a las periferias del mundo y del corazón humano. Es la hora para responder “aquí estoy, Señor”.
“Cristo resucitado nos invita a ser consecuentes con su enseñanza de que sólo se redime lo que se asume. Este camino nunca se recorre en total soledad. Le pedimos al Espíritu Santo que nos encamine al sepulcro de la mano de la Virgen María. Ella se ha mantenido de pie junto a la cruz y ha experimentado el dolor de la espada que ha atravesado su corazón, cómo le fue anunciado por el anciano Simeón (Lc 2, 35). Con ella, en el fondo del sepulcro, siempre encontraremos a Jesús invitándonos a la vida”, recalcó.
“De este modo, con la Vigilia Pascual de anoche, inauguramos el Domingo de Gloria, el día del Resucitado. Es el día del Señor, el día de la gracia, el día de la libertad. Un día para gozar el descanso y la comunión con toda la humanidad creyente, formando en Cristo un solo Cuerpo con un solo Espíritu”, enfatizó.
“Mi invitación es que cada uno de nosotros, nuestras familias y comunidades entremos de lleno en estos días de la Pascua. Es el tiempo pascual. Seamos humildes como el hijo que regresa a casa después de haber malgastado los bienes de su padre. Y como él, recibamos el abrazo emocionado de nuestro Padre Dios que nos espera sin descanso”, finalizó.