EL ROL DE LA MUJER EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD: REFLEXIONES EN EL MES DE MARÍA

Comparte esta publicación

Un llamado a la dignidad, el liderazgo y el servicio inspirados en la figura de la Virgen María

 

En el contexto del Mes de María, la Iglesia Católica celebra a la Virgen como un símbolo de amor, fe y entrega. Sin embargo, esta devoción también invita a reflexionar sobre el rol que desempeñan las mujeres en la Iglesia y en la sociedad. Inspirados en la figura de María, líder y madre que acompañó a Jesús hasta el final, se abre una conversación sobre la necesidad de reconocer y potenciar el lugar de las mujeres en la comunidad eclesial y en el mundo.

 

La mujer en la Iglesia: un camino hacia la equidad y el liderazgo

 

El Papa Francisco ha subrayado en varias ocasiones la importancia de la mujer en la Iglesia, refiriéndose a ellas como “las primeras mensajeras de la resurrección de Cristo”. En su exhortación Evangelii Gaudium, el Papa afirmó: “Todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (EG, 103). Reconoce la gran contribución de las mujeres en la fe y destaca que ellas “guardan y transmiten la fe”, un papel fundamental en la vida de la comunidad cristiana, que, según él, aún necesita ser valorado y visibilizado de manera más justa. En este sentido, ha dado pasos significativos al permitir que las mujeres puedan votar en el Sínodo de los Obispos, una iniciativa histórica que abre la puerta a su participación activa en las decisiones de la Iglesia. Este cambio reconoce la capacidad y experiencia que las mujeres aportan en los espacios de diálogo y discernimiento eclesial. “La Iglesia necesita de su liderazgo y de su capacidad para acercarse con amor y sensibilidad a quienes están en la periferia”, ha señalado Francisco en sus reflexiones recientes.

 

María como modelo de fortaleza y servicio

 

En la figura de María, las mujeres encuentran un modelo de fortaleza, humildad y servicio. La Virgen no solo es recordada como la madre de Jesús, sino como una mujer de acción y valentía que asume riesgos por su fe y por su amor. Francisco ha reflexionado sobre esta faceta de María en varias oportunidades, invitando a ver en ella un ejemplo para todos: “María es la mujer que escucha, que decide y que actúa”. Este mensaje resuena de forma especial en el contexto actual, donde las mujeres están cada vez más llamadas a liderar con compasión y a construir espacios de paz y justicia.

 

La mujer en la sociedad: promotoras de justicia y paz

 

El rol de la mujer en la sociedad también ha sido un tema de profunda reflexión para el Papa Francisco, quien afirma que ellas son “fundamentales en la vida de los pueblos”. En sus discursos, ha subrayado la importancia de reconocer el valor de las mujeres en todos los aspectos de la vida, más allá de los roles tradicionales, destacando su papel como promotoras de paz, justicia y dignidad humana. En el Mes de María, esta reflexión se convierte en una invitación para promover la dignidad de todas las mujeres y su derecho a vivir en condiciones de respeto e igualdad.

 

El Papa Francisco ha reiterado que la dignidad de la mujer es una cuestión de justicia y un reflejo de los valores del Evangelio. “Necesitamos una sociedad que valorice cada vida, y que vea en cada mujer una hermana, una madre, una hija amada”, dijo en un mensaje reciente a líderes comunitarios, subrayando que la voz femenina es necesaria para enfrentar muchos de los desafíos que la sociedad enfrenta hoy en día.

 

 

Al modelo de María

 

En relación a este tema, conversamos con Elizabeth Alegre, secretaria de la Vicaría de la Educación de nuestra diócesis,
quien nos dijo que “en María tenemos un sí desinteresado, obediente y sin medida, un sí de compromiso y de servicio, un sí
de fortaleza. En María tenemos un ́hagan lo que Él les diga ́ a la espera del plan que Dios tenía, a través de la persona de Jesús
para cada uno de nosotros”.

 

“María es un modelo de obediencia, de espera, de confianza, de lucha, de justicia y de paz. En ella se encuentra el modelo
de mujer al que yo aspiro. Ser mujer hoy es un desafío. Mucho y muchos esperan de nosotras, porque también hemos
pedido mucho, pero la pregunta que surge es: ¿qué tipo de mujer quiero ser yo? Así surge la pregunta en mi interior, donde he permitido que Dios entre desde mi mirada de fe. Quiero ser escuchada, valorada y aceptada, amada. Quiero luchar en justicia por lo que quiero y por quienes me necesiten, pero a la manera de María y según el plan de Dios que tiene para mi vida”, reflexionó.

 

Agregó: “En un mundo donde se habla de la mujer empoderada, yo anhelo poder estar en los diferentes ambientes sociales,
económicos y de otro tipo, entregando lo mejor de mí, haciendo todo con amor y ayudando a quien lo necesite, pero sin pasar por encima de nadie. Anhelo igualdad en el ser tú y en el ser yo, pero sin dejar mi esencia, mi docilidad, mi maternidad profunda, aunque con errores, de responsabilidad en mi quehacer y de compromiso en lo que hago. Quiero ser una mujer diferente por mis convicciones y mis acciones, anhelo no olvidar para qué fui creada: una fuente de vida, de familia, de amor, con voz y carácter para luchar por lo justo y para callar si lo que digo no va a construir. Busco guardar en mi corazón, como María, lo que Dios quiere para mi vida y hacer su voluntad, y sobre todo anhelo poder escuchar siempre el plan que Dios tiene para mí”.

Suscríbete a nuestra revista Mensual

"Revista Iglesia en Salida"

Publicaciones similares

Aporta a nuestro obispado

Seguimos sirviendo, seguimos contando con tu aporte