FE Y TRADICIÓN EN EL FOLCLOR CHILENO: UN ENCUENTRO PROFUNDO CON LA ESPIRITUALIDAD

Comparte esta publicación

En el corazón de la tradición chilena, el folclor y la fe se entrelazan de manera inseparable, dando vida a una expresión cultural y espiritual única que se manifiesta en el canto y la religiosidad popular.

 

Sergio Mora, Director del Coro Santa María de Talagante, nos ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo estas dos dimensiones conviven y se fortalecen mutuamente en el contexto rural de Chile.

 

Mora, con más de 37 años de experiencia en la música folclórica y religiosa, lidera un conjunto que ha recorrido innumerables rincones del país llevando la “Santa Misa Campesina”. Este tipo de misa no es simplemente una ceremonia religiosa, sino una
manifestación cultural que conecta la tradición musical campesina con la devoción religiosa.

 

“Siempre he estado muy contento, relacionado con todo lo que es el folclor, las tradiciones y la religiosidad”, comenta Mora, subrayando la importancia de estas vivencias desde su niñez. Criado en un entorno profundamente religioso y folclórico, Sergio recuerda cómo su abuelo, un cantor de lo divino, rezaba poco, pero cantaba con devoción durante las novenas y las fiestas tradicionales, como la de la Cruz del Trigo. “El canto a lo divino es un canto hermoso, lleno de respeto, que desde siempre ha estado muy presente en mi vida”, afirma.

 

 

Para Sergio Mora, cantar es una forma de rezar dos veces. Esta idea, profundamente arraigada en su experiencia personal, refleja cómo el canto campesino no solo es una tradición cultural, sino también una práctica espiritual. “Cantar una misa es algo muy especial, un momento de emoción, especialmente cuando se hace con el sentimiento correcto”, explica.

 

El director destaca que, a través de la música, las comunidades rurales expresan tanto sus peticiones como su gratitud a Dios. “Cantamos para que la siembra nazca mejor, crezca bonita y dé muchos frutos. También cantamos cuando se muere un niño, a quien le dedicamos el ‘Canto del Angelito’, una tradición que aprendí de mi abuelo”, añade, ilustrando cómo el folclor sirve de medio para canalizar tanto el dolor como la alegría.

 

Sergio también reflexiona sobre cómo la religiosidad se mantiene viva en el campo, a pesar de la modernidad. “En el campo, la gente todavía da gracias a Dios con algún cantito o rezo que no está en los libros habituales, sino que surge del sentimiento personal”, dice. Esta autenticidad y espontaneidad en la expresión de la fe a través del canto es, para él, una prueba de que la espiritualidad sigue siendo fuerte en las comunidades rurales.

 

Además, Mora señala que el folclor no solo es una forma de preservar la tradición, sino también de enriquecer la experiencia religiosa. “El canto a lo divino, que nació en lugares como el Convento de Santo Domingo en Melipilla, ha sido una manera de acercar la fe a la gente del campo, haciéndola más accesible y emotiva”, comenta. Este acercamiento no aleja a las personas de la religión, sino que, por el contrario, las conecta de manera más profunda con su fe.

 

El canto folclórico en las misas no es solo una tradición, sino una vivencia espiritual que toca el corazón de quienes participan en ella. “Nos damos cuenta de que la gente se emociona cuando escucha un cantor que está tan compenetrado con lo que está haciendo, cantando con tanto cariño a la Virgen, dando gracias porque su pequeño terreno está dando buenos frutos”, describe Mora.

 

Para Sergio, la relación entre folclor y religiosidad es algo que “se vive y se siente”, especialmente en el campo. A través de su trabajo con el Coro Santa María de Talagante,

 

Mora ha llevado esta forma de espiritualidad a muchos lugares, donde la gente, lejos de alejarse de la religión, encuentra en el canto una manera poderosa de conectarse con lo divino.

 

La piedad popular en el canto a lo Divino

 

La piedad popular en el contexto del canto a lo Divino se manifiesta de diversas maneras, como nos explica Arnoldo Iván Madariaga López, destacado cantor de la Parroquia de Lo Abarca:

a) Fe y creencias espirituales: La primera manifestación es tener fe y ser una persona de creencias espirituales. Esto se complementa con la especialidad de cultivar la oración cantada, conocida como canto a lo divino. Según Madariaga, este canto se adquiere a través de la herencia familiar o simplemente por curiosidad y valoración de la manifestación religiosa. Quienes se sienten atraídos por esta práctica buscan nutrirse de conocimientos del oficio, lo que los sensibiliza a ser cultores naturales. Con el tiempo, esta manifestación se convierte en una forma de vida personal y familiar, llegando a ser una tradición que perdura.

 

b) El canto como oración: La segunda instancia, según Madariaga, es fundamental: tomar el canto no como un espectáculo, sino como una forma de oración, meditación y diálogo con Dios, sin perder nunca este principio esencial.

 

c) Evangelización a través del canto: La tercera instancia es el canto como una herramienta de evangelización. Madariaga enfatiza que el texto cantado es una predicación de la palabra del Evangelio, lo que requiere de un oyente receptivo que pueda beneficiarse de esta enseñanza doctrinal.

 

d) Tradición familiar y difusión del canto a lo divino: En lo personal, la familia Madariaga ha asumido la responsabilidad de difundir esta tradición a través de talleres. “Fuimos los pioneros en el país en el año 2000 y lo hemos hecho de manera consecutiva hasta la fecha de hoy”, afirma Madariaga. Esta tradición viene de sus padres y abuelos, quienes también eran cantores a lo poeta. “Yo cultivo este arte desde los 11 años y hoy, con 58 años, continúo haciéndolo, y ahora también mi hija, Emma Madariaga Valladares, con 22 años, sigue esta tradición. Es parte de nuestras vidas personales”, concluye.

Suscríbete a nuestra revista Mensual

"Revista Iglesia en Salida"

Publicaciones similares

Pastoral-oct-2024

Pastoral Familiar Diocesana

Escrito por: Padre Alex Ponce    La Pastoral Familiar es un área fundamental dentro de la Iglesia, y tiene la misión de acoger, acompañar y

Aporta a nuestro obispado

Seguimos sirviendo, seguimos contando con tu aporte