INICIO AÑO SANTO JUBILAR 2025

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Puerta Santa

 

  1. El 24 de diciembre el Papa Francisco inició al Año Santo 2025 que durará hasta la Epifanía de 2026. El lema es “Peregrinos de la Esperanza”. La Bula de convocación tiene como título La esperanza que no defrauda, fue publicada el 9 de mayo de 2024, coincidiendo con la solemnidad de la Ascensión del Señor. ​ En ella establece las fechas de apertura y cierre de las puertas santas de las cuatro basílicas papales de Roma, así como las celebraciones de inicio y clausura del Jubileo en las Iglesias particulares. También invita a buscar los signos de esperanza como la paz, la apertura a la vida, la visita a los presos, a los enfermos, una predilección por los jóvenes, los migrantes, los ancianos y los pobres. Pidió también la condonación de la deuda externa a los países más pobres.

 

  1. Este Domingo, solemnidad de la Sagrada Familia, se abren los templos jubilares en nuestra diócesis de Melipilla:

 

La Catedral-Parroquia San José.

Santuario Nuestra Señora de la Merced en Isla de Maipo.

Santuario Niño Dios de Malloco.

Santuario La Purísima de Lo Abarca.

Parroquia Nuestra Señora del Rosario de El Tabo.

Parroquia Cristo Rey de Llolleo.

Parroquia Santa Rita de Casia en María Pinto.

Parroquia Santa Rosa de Chocalán.

 

UN CAMINO DE CONVERSIÓN: PEREGRINOS DE LA ESPERANZA

 

  1. Desde hoy, Domingo de la Sagrada Familia, se abrirán los Templos Jubilares para peregrinar y obtener la indulgencia plenaria. En la visión cristiana, dijo el Papa San Juan Pablo II, cada jubileo constituye un particular año de gracia. Y lo que celebramos de las personas (bodas de plata, de oro en matrimonios, ordenaciones sacerdotales y profesiones religiosas) se puede también aplicar a las instituciones. Todos estos jubileos personales o comunitarios tienen un papel importante y significativo en la vida de los individuos y de las comunidades. En efecto, “en el cristianismo el tiempo tiene una importancia fundamental”. Por ello, la Iglesia no cesa jamás de celebrar a Jesucristo, el Verbo encarnado, en quien el tiempo llega a ser una dimensión de Dios, que en sí mismo es eterno (cfr. Juan Pablo II, Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, 10 y 15).

 

Un tiempo de júbilo e indulgencia

 

  1. La Iglesia celebra en su historia diversos Jubileos. Recordamos el Jubileo de la Misericordia del año 2016. La expresión “jubileo” significa alegría, gozo. Es una expresión y práctica hebrea, es decir, se remonta al Antiguo Testamento donde el pueblo judío celebraba una fiesta cada 50 años y se condonaban las deudas y se otorgaba la libertad a los esclavos. El término “jubileo” proviene de la palabra hebrea “Yôbel” y es el sonido de un cuerno grande de animal cuyo su fuerte sonido anunciaba el comienzo del tiempo jubilar o de gozo. Nuestra Iglesia tradujo el “Yôbel” hebreo al latín “Jubilaeus” para expresar el gozo de un tiempo de remisión a causa de las transformaciones sociales que ese ideal sugería.

 

  1. El Jubileo es tiempo de otorgar las indulgencias. La indulgencia es el depósito de gracias que la Iglesia otorga a quienes se han confesado, rezan las oraciones tradicionales por las intenciones del Santo Padre y por las necesidades de los hermanos. Si en el sacramento de la confesión se recibe el perdón de los pecados, con la indulgencia se otorga la reparación del daño causado por el pecado.

 

Abrir la Puerta Santa

 

  1. En este clima de alabanza y gratitud, hoy se abren los Templos Jubilares en nuestra diócesis y en todas las diócesis de Chile. Es un rito antiguo y lleno de simbolismo.

 

  1. Sabemos que abrir puertas y ventanas en una casa cerrada produce una corriente de aire fresco que sus moradores agradecen porque se respira un aire nuevo. Así lo proclamó el Papa Juan XXIII en la apertura del Concilio Vaticano II. Él pidió abrir las puertas y ventanas de la Iglesia para que entrara en ella la corriente del Espíritu Santo a reanimar nuestras vidas. Este mismo gesto nos lleva a preguntarnos hoy: ¿qué puertas tenemos que abrir en nuestra Patria, en nuestro hogar, para que el Espíritu Santo nos llene de alegría, de gracia, de misericordia? Reitero lo que he expresado muchas veces: creo que hay por lo menos tres puertas que abrir en nuestra Patria y, por lo mismo, en cada uno de nosotros: (A) La puerta de la confianza; (B) La puerta de la fraternidad; (C) La puerta de la misericordia.

 

  1. Lo que el Evangelio quiere potenciar es que nos miremos a la cara con respeto y que, cuando nos ofendemos, demos lugar al perdón mutuo, a la misericordia. Y más aún, que, en vez de ignorarnos, despabilemos la mirada y nos dejemos sorprender, descubriendo en cada cual la presencia viva del Señor: “tuve hambre, estuve enfermo y encarcelado (…) Señor, ¿cuándo te vimos?” De este modo, el Señor espera que aprendamos a detenernos en cada rostro y sentirlo profundamente nuestro, profundamente hermano y hermana. Es una invitación a vivir las obras de misericordia.

 

  1. El llamado a redescubrir el aire puro de la confianza, la riqueza de la fraternidad, la alegría de la misericordia es, por cierto, un llamado a la conversión a Dios, al Evangelio, al prójimo, al amor fraterno.

 

La Sagrada Familia

 

  1. La Sagrada Familia: el evangelio de este día nos dice que María, José y el Niño Jesús, desde Nazaret suben a Jerusalén y después bajan a Nazaret. El motivo es agradecer por la Pascua, es decir, la liberación de la esclavitud de Egipto. Una caminata de más de 100 kilómetros. Es una peregrinación de la esperanza. Como todo judío deben proclamar la misericordia de Dios que ha hecho de ellos un pueblo libre y reconocer que eso es obra de Dios.

 

  1. Sucede algo inesperado: de regreso a Nazaret, María y José se dan cuenta que el Niño no está en la caravana. Vuelven a Jerusalén. Y encuentran al Niño, de doce años, en el templo junto a los doctores de la Ley. Todos lo escuchaban, le hacían preguntas. Era una prueba de aprobación para saber si el Niño era capaz de comprender la Escritura. El rabino le hacía preguntas y si era capaz de leer estaba en condiciones de hablar de la palabra de Dios: escuchar, preguntar, opinar. Y todos quedaron asombrados de su inteligencia y sus respuestas.

 

  1. José y Maria que lo buscaban quedaron maravillados y le preguntan: “Hijo mío ¿por qué nos has hecho esto? Ellos estaban angustiados. Y la respuesta del Niño es sorprendente: “¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?

 

  1. Ellos no entendieron lo que les decía. Pero la sabiduría de Dios, hace que “el Niño regresó a Nazaret con sus padres y vivía sujeto a ellos”. Y he aquí una palabra de ánimo para las familias: la Virgen no entendió las palabras del Niño, pero conservaba todas las palabras del hijo Jesús en su corazón. Y “Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”.

 

Nazaret

 

  1. Podemos decir que Nazaret es como “el pariente pobre” de la vida de Jesús. Los mismos evangelistas dicen muy poco al respecto. ¿Por qué Nazaret? Lo que nos sorprende es el enorme tiempo que le dedicó Jesús. Cerca de 30 años. Nazaret significa que Jesús, el Hijo de Dios, se hace uno de tantos. Este hacerse uno de tantos lo subrayan fuertemente los evangelistas de la infancia San Mateo y San Lucas.

 

  1. Escudriñando las genealogías que consignan los evangelistas y que son referidas a los antepasados de Jesús, no podemos dejar de ver que toda la historia estaba ordenada al designio salvífico de Dios en su Hijo. Pero no sólo hay luz en estas listas. Lo verdaderamente conmovedor de estas genealogías es que ninguno de los dos evangelistas ha “limpiado” la estirpe de Jesús.

 

  1. En este contexto, Nazaret es la radicalización de la encarnación. En efecto, “asumió totalmente la condición humana” y en esta condición humana es resistido: “¿No es este el hijo del carpintero? ¿No viven su madre y hermanos entre nosotros?”. Nazaret es el símbolo de la vida concreta de todos los días. Pero lo excepcional en Jesús es que todo lo que implica Nazaret como tarea, el amor de la familia, su relación con su Padre Dios, queda de manifiesto en su misión definida en los Hechos de los Apóstoles simplemente como “pasó haciendo el bien”.

 

  1. La Sagrada Familia es todo lo contrario a la familia que nos exhibe la propaganda falaz y consumista que solamente presenta bienestar, donde no hay vejez, ni enfermedad, ni dolores. En cambio, la María y José no encontraron lugar en la posada y el Niño Dios nace en una pesebrera de animalitos, deben ir al exilio porque el tirano de turno por temor al recién nacido mandó matar a los niños, son los santos inocentes; cuando presentan el Niño en el templo, el anciano Simeón alaba a Dios por ver al Niño y le dice a la Virgen María: “a ti, una espada te atravesará el corazón” y así lo contemplamos en María al pie de la Cruz.

 

  1. La Sagrada Familia es un aliento para todas las familias, porque entre nosotros no hay familias perfectas: todas tienen penas, problemas, enfermedades, pero también alegrías y esperanzas. Desde nuestra situación seamos “Peregrinos de la Esperanza”.

 

 

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