Con gran participación de la comunidad, la Catedral de San José de Melipilla vivió
la culminación del Triduo Pascual, renovando la esperanza en Cristo Resucitado y el
compromiso de ser testigos de su luz en el mundo.
El sábado santo, a las 20:30 horas, la Catedral se llenó de fieles que acudieron para vivir
la Vigilia Pascual, la celebración más importante del año litúrgico. Monseñor Cristián
Contreras Villarreal, presidió la celebración, acompañado por el Párroco de la parroquia
San José, el Padre Víctor Fernández, el diácono, ministros extraordinarios de la comunión
y acólitos.
“La vigilia fue una celebración muy concurrida, calculamos que asistieron cerca de mil
personas que participaron de esta noche de oración y de gozo”, relató el Padre Víctor.
El inicio de la vigilia estuvo marcado por el rito del fuego y la bendición del cirio pascual.
“El signo de la luz fue lo primero que se destacó: un cirio encendido irrumpió en medio
de la oscuridad del templo, y poco a poco su luz se fue esparciendo entre los fieles,
recordándonos la iluminación que trae Jesús con su resurrección”, explicó el párroco.
En su homilía, Monseñor Contreras insistió en la perseverancia, la esperanza y la alegría
que brotan del misterio pascual. “El Obispo nos recordó la paradoja de un Dios que
nos ama, que se ha hecho carne para asumir y vencer el pecado con su resurrección,
evocando aquellas palabras del pregón pascual: ‘¡Oh feliz culpa que mereció tan grande
Redentor!’”, destacó el Padre Víctor.
26 Diócesis San José – IGLESIA DE MELIPILLA
“El Obispo nos invitó a perseverar en el camino de encuentro con el Resucitado, citando
las palabras del apóstol Pablo y recordando la enseñanza del Papa Benedicto XVI:
Jesucristo es el eterno contemporáneo de nuestra historia, que nos trae vida nueva a
cada uno de nosotros”, explicó el Padre Víctor.
La Semana Santa y la Pascua dejaron a la comunidad el desafío de seguir anunciando
el Evangelio, de continuar en la transformación personal y de ser una Iglesia en salida,
iluminando con la luz del Resucitado los caminos de nuestro tiempo.