Miércoles de Ceniza en la Catedral de Melipilla.

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Con una gran asistencia y devoción se realizó la celebración 

 

El miércoles 14 de febrero se conmemoró en todo el mundo el Miércoles de Ceniza, conmemoración que da inicio al tiempo de Cuaresma. Momento en el que preparamos nuestros corazones para recibir la resurrección de Jesús.

 

En nuestra Catedral se realizaron dos Eucaristías, la primera a las 12:00 del día presidida por Monseñor Cristián Contreras, y otra a las 18:30 hrs. realizada por el Padre Patricio Vargas. 

 

En ambas celebraciones se pudo ver una alta asistencia, llegando a un total de 650 personas. El P. Patricio Vargas, -quien por primera vez preside Miércoles de Ceniza en nuestra diócesis-, resaltó la asistencia y la actitud de los presentes, en donde vio “devoción y recogimiento de la feligresía al momento de disponerse a acoger la ceniza, con el ánimo de comprometerse a vivir realmente este tiempo de gracia cuaresmal”, comentó. 

 

En su Homilía, el P. Patricio Vargas resaltó: “La invitación que nos hace el Señor es a vivir este tiempo de gracia cuaresmal, para crecer en nuestra vida cristiana en conversión y reconciliación, entendiendo que como fundamento de nuestra conversión y reconciliación, está la grandeza del amor misericordioso de Dios que es la generosidad e incondicionalidad de su amor el que me lleva a buscar las formas de corresponderle y por lo mismo de dar pasos en mi conversión y reconciliación. San Pablo nos decía: «Déjense reconciliar con Dios». Vive este tiempo con los tres elementos que Jesús nos señala en el Evangelio: oración, ayuno y limosna”, también hizo énfasis en “la imposición de la ceniza, que me compromete a vivir realmente este tiempo de gracias, por lo mismo, si me acerco a recibirla es porque quiero entrar, con docilidad y decisión, en esta invitación que me hace el Señor.

 

Por su parte, Don Cristián recalcó en su Homilía: 

Al iniciar este tiempo de Cuaresma, recuerdo la Carta del Papa Francisco, para introducirnos en el Año Santo de la Misericordia, el 8 de diciembre de 2015. El Papa nos expresó sus deseos más profundos invitándonos a contemplar “El Rostro de la Misericordia”. La misericordia tiene un rostro bendito: es el Rostro de Jesús. Sus palabras, sus gestos, sus silencios, sus miradas, sus manos, su corazón, su oración nos revelan la Misericordia de Dios. Por eso, quien ve a Jesús, ve a nuestro Padre Dios.

Este es, entonces, un tiempo para vivirlo “con los ojos fijos en Jesús que inicia y consuma nuestra fe”. Recuerdo lo compartido en años precedentes: fijos en su rostro bendito y resplandeciente que contemplaremos el Segundo Domingo de Cuaresma, de la Transfiguración del Señor. Tal vez algunos de Ustedes se acordarán de la visita del Papa San Juan Pablo II a Chile, cuando en el Estadio Nacional, con un gesto imperativo y un tono inolvidable nos dijo: “¡miradlo a Él”, mientras dirigía nuestra vista al Rostro de Cristo que coronaba el estadio.

Dicho de otra manera, es una invitación a vivir intensamente las Obras de Misericordia, las 

corporales y las espirituales, no sólo individualmente sino también en comunidad.

 

Las obras de misericordia corporales son dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.

Y las obras de misericordia espirituales son dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.

Por su parte, Andrea Espinoza, catequista de nuestra diócesis, quien estuvo presente en la celebración, comentó que, para ella el entorno durante la Santa Misa llevaba a vivir el sentido profundo del tiempo cuaresmal que estaba comenzando. “Recuerdo vívidamente la invitación de Monseñor en la homilía: a examinarnos en este tiempo de Misericordia y caminar por el desierto, pensando qué ofrecer y qué ayunar en esta Cuaresma para acompañar al Señor en su Pasión, Muerte y sobre todo en su Resurrección. Nos invitó a mantener la esperanza en el contexto de tanto dolor de nuestros hermanos que han sufrido pérdidas irreparables en este año”, comentó Andrea, sobre el momento vivido. 

 

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