Juanito: un pobre del Señor, a quien serviremos en la mesa del Reino de los Cielos. Desde que llegué a Melipilla, siempre me saludaba y me decía con su voz quejumbrosa: “rezo todos los días por usted, monseñor”.
Son tantos los pobres y mansos de corazón!!! Y en Melipilla acuden a su Catedral. El último saludo fue a la salida de la Misa de Pascua.
Les pido rezar por Juanito y que su oración por nosotros sea desde cara a nuestro Padre Dios.
Gracias, Juanito!