Con más de treinta mil peregrinos de los cinco continentes, el papa Francisco celebró la Misa de Pascua de Resurrección. Lo acompañaron más de trescientos concelebrantes entre cardenales, obispos y sacerdotes. En la oportunidad, el Sumo Pontífice afirmó que “si nos dejamos llevar de la mano de Jesús, ninguna experiencia de fracaso y dolor, por mucho que nos duela, puede tener la última palabra sobre el sentido y el destino de nuestras vidas”.
El Papa también se dirigió a las víctimas de los numerosos conflictos del mundo, para que Cristo Resucitado abra un camino de paz a las poblaciones atormentadas de Israel y Palestina y también de Ucrania. Francisco pidió un intercambio general “todos por todos” de prisioneros entre Rusia y Ucrania, e hizo un nuevo llamamiento para que “se garantice el acceso a la ayuda humanitaria en Gaza”.
La invitación del Papa fue a no olvidar los numerosos lugares del mundo en dificultad, empezando por Siria, “que sufre desde hace trece años las consecuencias de una guerra larga y devastadora”, dijo. “Mi mirada se dirige hoy de modo especial al Líbano, afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel”, afirmó.
Entre otros temas, Francisco pidió que Cristo resucitado abra un camino de esperanza para quienes, además de sufrir la violencia y los conflictos, padecen los efectos de la inseguridad alimentaria y del cambio climático, incluida la sequía que provoca hambruna y hambre en vastas zonas de África. “Que el Señor Resucitado asista también al pueblo haitiano, para que cese cuanto antes la violencia que lacera y ensangrienta el país y progrese por el camino de la democracia y la fraternidad”.
En el día de Pascua, afirmó Francisco, celebramos la vida que nos ha dado la Resurrección del Hijo y su amor por cada uno de nosotros. Un don, la vida, que, sin embargo, “tantas veces es despreciado por el hombre”. “¿Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?”
Por último, en el día en que “Cristo nos ha liberado de la esclavitud de la muerte”, el Pontífice exhortó a “quienes tienen responsabilidades políticas” a no escatimar esfuerzos en la lucha contra la plaga de la trata de seres humanos, trabajando sin descanso para desmantelar sus redes de explotación y llevar la libertad a quienes son sus víctimas”.
Fuente: Vatican News