Sin duda Benedicto XVI dejó una huella imborrable en la Iglesia, pero también en cada persona que pudo conocerlo. Uno de ellos fue nuestro obispo Cristián Contreras Villarroel quien recuerda con especial cariño distintos momentos en que pudo estar con él.
Recordó por ejemplo la visita que, como cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, hizo a Chile del 7 al 14 de julio de 1988, al año siguiente de la inolvidable visita del Papa Juan Pablo II a nuestra patria. “Fue invitado por el cardenal don Juan Francisco Fresno, arzobispo de Santiago, por la Conferencia Episcopal y Caritas Chile. Visitó comunidades eclesiales de la zona norte del Arzobispado de Santiago, la Pontificia Universidad Católica, el edificio de Caritas Chile, la arquidiócesis de Antofagasta, el Santuario de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal y el Seminario Pontificio de Santiago, donde yo era formador y prefecto de filosofía. Guardo el recuerdo del saludo personal y su autógrafo del libro: “Informe sobre la fe”.
Otro momento ocurrió un año después en Roma. Enviado por el Cardenal Juan Francisco Fresno, llegó a Roma, el Domingo 3 de septiembre de 1989, al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano para el doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Dos días después, “con compañeros sacerdotes de Chile, Argentina, Colombia y México acudimos a visitar la Patriarcal Basílica de San Pedro. El cardenal Ratzinger iba a su trabajo. Nos acercamos a saludarlo. Venía caminando desde su residencia en la plaza Città Leonina, a solo pasos de San Pedro y de su oficina. Caminaba sereno, con su maletín. Nos acercamos. Nos presentamos. Persona tímida y al mismo tiempo muy acogedora preguntándonos de dónde éramos. Pronunció palabras de animación”, recordó don Cristián.
“En esos años de Roma, nos visitó algunas veces el P. Maximino Arias. Recuerdo la primera visita. Se alojó en el Colegio Teutónico, en la Ciudad del Vaticano. Celebró la Santa Misa por sus 25 años de sacerdocio en 1990. Fuimos concelebrantes principales con el P. Felipe Bacarreza, quien trabajaba en la Congregación para la Educación Católica, hoy obispo de Santa María de los Ángeles. Después de la Misa, durante un ágape, llegó a saludar el cardenal Ratzinger a su discípulo Maximino, quien me presentó y tuvimos un breve diálogo acerca de mi trabajo de doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana”, agregó Don Cristián.
También recuerda otros encuentros. En marzo de 2004 fue nombrado por la Congregación para la Educación Católica, miembro de la Comisión Episcopal para el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de Roma. Durante el ejercicio de ese cargo realizó tres visitas episcopales al Pontificio Colegio en 2006, 2009 y 2013 siempre en el mes de febrero. Recuerda que, en cada ocasión, “nos recibió el Papa Benedicto con cordialidad y gran amabilidad, preguntando a cada uno de los cuatro obispos acerca de sus trabajos. Lo más importante fue la Audiencia al Pontificio Colegio el jueves 19 de febrero de 2009. Una jornada inolvidable donde dijo a sus sacerdotes alumnos: “La constancia en el estudio y la investigación rigurosa, además de hacerlos indagar en los misterios de la fe y en la verdad sobre el hombre a la luz del Evangelio y de la tradición de la Iglesia, fomentará en ustedes una vida espiritual arraigada en la Palabra de Dios y siempre alimentada por la riqueza incomparable de los sacramentos”.
“El Santo Padre nos indicó una verdadera hoja de ruta por la que debe guiarse una auténtica vocación de estudios superiores para nuestros sacerdotes en Roma. Esto no sería posible ni sería viable sin la colaboración, en el día a día, de los sacerdotes jesuitas a quienes está confiada el Pontificio Colegio”, agregó don Cristián.
Además, nuestro padre obispo tuvo la gracia de acompañar al cardenal don Francisco Javier Errázuriz, junto a los obispos auxiliares Andrés Arteaga y Fernando Chomalí en la Visita ad Limina. “El lunes 24 de noviembre de 2008 nos recibió el Papa Benedicto XVI. El cardenal Francisco Javier, en un gesto paternal y de confianza, nos pidió a cada uno de nosotros que expusiéramos acerca de la situación eclesial, don Andrés; sobre los desafíos éticos para la Iglesia en Chile, don Fernando; y la situación social y política, yo. El cardenal Errázuriz hizo un resumen de todo lo expuesto, dispuestos a escuchar las palabras del Papa”, quien además recordó con cariño al P. Maximino Arias, ya fallecido; de la gran profesora de teología, la Hermana Dra. Anneliese Meis; y preguntó, con sonrisa, cómo estaba el cardenal Jorge Medina, a quien admiraba también por sus opúsculos breves y fructuosos”, destacó nuestro obispo.
“Esa sencillez del Papa la pude constatar en las Jornadas Mundiales de la Juventud en Colonia, Sidney y Madrid. En las dos últimas fui invitado como obispo catequista. Me impresionó el encuentro cálido con los jóvenes; la cercanía con los sacerdotes y los obispos”, finalizó don Cristián.