Hemos vivido tiempos muy trágicos durante el inicio de este año. Los incendios forestales que han afectado a tantas personas en la Región de Valparaíso, nos han conmovido profundamente y, como siempre en nuestro país, han despertado una abundante generosidad.
Asimismo, en nuestra diócesis, jóvenes discípulos misioneros de Cristo han salido espontáneamente al encuentro de muchas familias que lo perdieron todo, menos la fe. La fe en Dios, rico en misericordia, que en medio de las adversidades nunca los abandona, y en quien confían para salir adelante en los momentos más duros que les tocará vivir, contando con la presencia de CARITAS Chile y diocesanas.
Esa misma fe es la que llevaron jóvenes con la alegría y entrega de quien se sabe amado y quiere corresponder con dar ese amor abundante. Un amor que nace y renace con fuerza también en Semana Santa. Tiempo para reflexionar, hacer un alto en el camino y observar nuestra cercanía con Dios.
Los católicos vivimos Semana Santa de distintas maneras. Algunos no se pierden ninguna de las celebraciones de esos días; otros, por distintas razones, sólo pueden ir a algunas, o viven un profundo retiro espiritual, o celebran con alegría la Pascua de Resurrección, que además se torna en un día familiar de encuentro y alegría.
Lo cierto es que de una u otra manera Jesús vuelve a hacerse aún más presente en la vida de cada uno de nosotros, recordándonos que dio su vida por nuestra salvación y para que tengamos vida en abundancia.
Los animo a vivir este tiempo de una manera especial, diferente, con toda la devoción, silencio y reflexión posible, para darse la oportunidad de escuchar lo que Él tiene para decir a cada uno de nosotros. Si lo hacen con un corazón atento, seguro será algo que les marcará el camino para encontrar la verdadera felicidad y plenitud.
Como siempre nos encomendamos a la Santísima Virgen María y a San José, nuestro patrono, para que nos acompañe y guíe en este tiempo de encuentro con Cristo.
Con mi bendición,
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla