Un encuentro diocesano de familia que inspira y une

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Un momento que fortaleció la unión familiar y la fe en torno al perdón y la esperanza.

 

El XI Encuentro Diocesano de la Familia, celebrado en el sector de La Laguna en Curacaví, fue un momento de fe, reflexión y comunidad para la diócesis. A través del tema del perdón, las familias renovaron su compromiso de vivir en armonía y en la presencia de Dios.

 

El pasado 5 de octubre, familias de toda la Diócesis de Melipilla se congregaron para participar en el XI Encuentro Diocesano de la Familia, realizado en el entorno natural de La Laguna, Curacaví. Organizado con dedicación por la Pastoral Familiar, con el apoyo  de las religiosas de las Pequeñas Hermanas de la Caridad de Don Orione y el Colegio Nuestra Señora de la Guardia, el evento buscó dar vida al lema «Familia que vive el perdón, tiene a Dios en su corazón». Al respecto, el Padre Alex Ponce Pinto, asesor diocesano, expresó: “Doy gracias a Dios por permitirnos encontrarnos como Iglesia diocesana, sintiéndonos invitados a celebrar y orar juntos, respondiendo así a la invitación del Santo Padre a ser una Iglesia sinodal.”

 

El encuentro comenzó temprano, a las 8:30 de la mañana, y se extendió hasta la una de la tarde, contando con diversas actividades que permitieron profundizar en el tema del perdón y el papel de la familia en la vida cristiana. La Banda Patena, de la Parroquia de Curacaví, abrió la jornada con animación y alabanza, poniendo un espíritu de alegría que resonó entre los participantes. Luego, se llevaron a cabo  dos momentos de reflexión sobre el perdón, conducidos por la Hermana María Morales, quien abordó la familia como una escuela de perdón, y Eva Velandia, directora de la Fundación Elizabeth Kübler-Ross, quien definió  el perdón como “una autopista al cielo”.

 

Además, el cierre estuvo marcado por la intervención del músico Fernando Leiva, quien, según el Padre Alex, “nos ayudó a entrar en un clima de oración y alabanza, profundizando en la espiritualidad de cada familia presente.”

 

La celebración se dividió en varios espacios dedicados a diferentes grupos y actividades. Desde la cancha deportiva, donde los niños participaron en juegos y actividades relacionadas con el perdón, hasta la capilla, que ofreció un ambiente de paz y recogimiento, cada rincón fue preparado con esmero. En el gimnasio techado, centro de animación y alabanza, se escucharon los mensajes de los conferencistas y el saludo del obispo Don Cristián. “Nuestro pastor nos entregó un mensaje muy especial, dedicándolo a los abuelos y abuelas como evangelizadores de sus nietos. Fue realmente una bendición que muchos valoraron profundamente,” agregó el Padre Alex.

 

Hacia el final del encuentro, un emotivo momento de adoración al Santísimo selló la jornada, con estudiantes del Colegio Nuestra Señora de la Guardia danzando en procesión y niños acólitos acompañando con velas encendidas. Según el Padre Alex, esta fue una oportunidad para fortalecer el espíritu comunitario y la oración profunda: “Este encuentro no solo permite crecer en la fe, sino que es una invitación a vivir en esperanza, impulsados por el Espíritu Santo.”

 

El XI Encuentro Diocesano de la Familia fue una jornada inolvidable de comunión, gratitud y reflexión. En un espacio de naturaleza y espiritualidad, las familias renovaron su compromiso de ser testigos de fe, al servicio de sus comunidades y de sus hogares. Como concluyó el Padre Alex: “Agradecemos a Dios por permitirnos reunirnos, por cada familia y por el amor que nos permite crecer y acoger. A María, Madre de la esperanza, rogamos por nuestro pastor y la gran familia diocesana”.

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