Los jóvenes de todas partes del mundo están invitados a participar en la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud, JMJ como se le conoce, y que este año se realizará en la ciudad de Lisboa en Portugal del 1 al 6 de agosto.
La JMJ fue instituida por el Papa San Pablo II, en Roma, el Domingo de Ramos de 1986. Los otros encuentros se han llevado a cabo en Buenos Aires, Santiago de Compostela, Częstochowa, Denver, Manila, París, Roma, Toronto, Colonia, Sídney, Madrid, Río de Janeiro, Cracovia y Panamá. La jornada se realiza cada tres años y se van rotando los
continentes.
La JMJ de Lisboa lleva por lema “María se levantó y partió sin demora”. El Papa Francisco quiere que los jóvenes aprendan de la Virgen María. “La Madre del Señor es modelo de los jóvenes en movimiento, no inmóviles frente al espejo contemplando su propia imagen o atrapados en las redes”, ha afirmado el Santo Padre.
La Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro entre los jóvenes de todas partes del mundo y con Dios. Posterior a las JMJ se producen muchos frutos como más participación en la Misa dominical, confesiones, vocaciones y voluntariados.
Disfrutar el encuentro presencial es otra de las motivaciones del Papa para la JMJ recordando que: “Los últimos tiempos han sido difíciles, cuando la humanidad, probada ya por el trauma de la pandemia, se ve desgarrada por el drama de la guerra”. La solución, según Francisco, pasa por acogerse al modelo de la Virgen con su visita a su
prima, que “reabre para todos y especialmente para ustedes, que son jóvenes como ella, el camino de la proximidad y del encuentro”.
“María, después de la anunciación, hubiera podido concentrarse en sí misma, en las preocupaciones y temores debidos a su nueva condición. Pero no; ella confió plenamente en Dios. Pensaba más bien en Isabel. Se levantó y salió a la luz del sol, donde hay vida y movimiento. Aunque el impactante anuncio del ángel haya provocado un “terremoto” en sus planes, la joven no se dejó paralizar, porque en ella estaba Jesús, el poder de la resurrección. Dentro de ella ya estaba el Cordero inmolado, pero siempre vivo. Se levantó y se puso en marcha, porque estaba segura de que los planes de Dios eran el mejor proyecto posible para su vida. María se convirtió en el templo de Dios, imagen de la Iglesia en camino, la Iglesia que sale y se pone al servicio, la Iglesia portadora de la Buena Noticia”, afirmó el Papa en su mensaje en preparación a la JMJ que lanzó el año pasado.
“Queridos jóvenes, sueño que en la JMJ vuelvan a experimentar la alegría del encuentro con Dios y con los hermanos y las hermanas. Tras largos periodos de distancia y aislamiento, en Lisboa —con la ayuda de Dios— redescubriremos juntos la alegría del abrazo fraternal entre los pueblos y entre las generaciones, el abrazo de la reconciliación y la paz, ¡el abrazo de una nueva fraternidad misionera! Que el Espíritu Santo encienda en sus corazones el deseo de levantarse y la alegría de caminar todos juntos, en estilo sinodal, abandonando las falsas fronteras. ¡El momento de levantarse es ahora! ¡Levantémonos sin demora! Y, como María, llevemos a Jesús dentro de nosotros para comunicarlo a todos. En este hermoso momento de sus vidas, sigan adelante, no pospongan lo que el Espíritu puede hacer en ustedes. De todo corazón bendigo sus sueños y sus pasos”, finalizó.