La manera de repensarse que demanda la sinodalidad, hizo que en nuestra diócesis nos planteáramos una mirada desde las ciencias humanas. Según explica Rodolfo Núñez, docente de la Universidad Finis Terrae, “la sinodalidad es también mirarse con una sensibilidad novedosa al marcar un énfasis que siempre ha estado en la Iglesia pero hay un nuevo esfuerzo al respecto. Desde esa perspectiva el diálogo es con las ciencias humanas y la fe. La psicología del comportamiento religioso viene a aportar”.
“La inteligencia de Dios hace que los seres humanos vivan en comunidad. El catequista de cada parroquia tiene un rol muy importante en ayudar a despertar el espíritu de Dios en cada persona para tender hacia comportamientos empáticos, compasivos y altruistas. “Al escuchar a Dios en su corazón se suscitan todas estas cosas. Cuando el hombre escucha a Dios se mueve en esa dirección y eso se activa a través de la oración y la práctica cristiana. Cuando el mal espíritu toma su conciencia entonces se mueve en la dirección contraria”, explicó.
El especialista concluyó explicando que esta reflexión es apelante a cualquier persona, de distintas edades y estados de vida ya que “en la medida que la persona vaya haciéndolo bien en el día a día, preocupándose por el otro, cuidando al otro, está actuando en la inteligencia y en la voluntad de Dios y puede vivir su vida en paz”.
