Cada año, el 29 de junio, la costa de nuestra diócesis se convierte en un vibrante escenario de fe y tradición para celebrar la festividad de San Pedro, el patrono de los pescadores.
Este evento no solo conmemora la fe religiosa, sino que también fortalece los lazos comunitarios y la conexión con el mar.
Desde tiempos inmemoriales, San Pedro ha sido venerado en esta región por su rol como pescador y apóstol de Jesucristo. Su historia de conversión y liderazgo espiritual lo convierte en un símbolo de esperanza y protección para aquellos que enfrentan los desafíos del mar. Los pescadores ven en San Pedro un intercesor poderoso que entiende sus dificultades y les brinda fortaleza espiritual en momentos de peligro.
En la diócesis de Melipilla, la figura de San Pedro no solo tiene importancia religiosa, sino también un profundo significado cultural y comunitario. La festividad refuerza los lazos entre los pescadores y sus familias, celebrando su conexión con el mar y sus recursos.
Color y creatividad en el agua
Durante esta celebración, los botes decorados con vivos colores y motivos marinos navegan juntos en una procesión marítima, simbolizando la unidad de la comunidad pesquera y su confianza en la intercesión de San Pedro para asegurar una pesca abundante y segura.
Luis Rodrigo Santis, miembro de la parroquia de San Antonio, ha participado en la fiesta de San Pedro desde los 10 años. “Para mí, San Pedro es el pilar fundamental de nuestra Iglesia. Es un modelo a seguir, especialmente en una comunidad de pescadores. Él nos enseña a ser pescadores de hombres y mujeres en la actualidad”.
“Para nosotros, esta es la gran fiesta popular donde nos reunimos a celebrar junto a los pescadores la fe y la alegría de recorrer las calles de nuestra ciudad”, añadió.
“La misa a la chilena y la posterior romería al puerto de San Antonio son momentos de gran significado. Me llama mucho la atención cómo se vive la fe popular. Los pescadores se encargan de celebrar a su santo patrono, y la gente común y corriente se para en las calles para ver pasar la procesión. Es un momento de alegría y recogimiento”, destacó Luis.
“Además, en esta oportunidad, vivimos un acontecimiento especial con la bendición de una cruz de alrededor de 7 metros que, junto a San Antonio, dará la bienvenida y despedida a las personas que dejen el centro de nuestra ciudad”, finalizó.
Vicente Antonio Ubilla, diácono permanente desde 2009 en la Parroquia San Antonio de Padua, afirmó: “San Pedro ha sido un ejemplo a seguir porque cuando Jesús lo llama, él deja todo. Así también yo he dejado muchas cosas para ser pescador de hombres”.
“La comunidad siempre ve esta fiesta como una tradición, pero nosotros tenemos que dar testimonio de fe. No es solo la fiesta de los pescadores, sino de todos, porque no debemos olvidar que Jesús le dijo a Pedro ‘tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’”, puntualizó Vicente.
Manuel Pérez, quien participa en la capilla San José de Calasanz, explicó: “Yo empecé trabajando en el sector pesquero industrial y luego como pescador artesanal. Siempre veía la necesidad de pedirle a nuestro patrono San Pedro que nos cuidara en cada zarpe y que nos diera buena producción”.
“Cada 29 de junio celebramos el día de San Pedro y San Pablo. Todos los pescadores artesanales le rendimos honores y salimos en procesión para que nos siga cuidando y protegiendo. La fiesta de San Pedro no es solo un día; cada vez que salimos al mar, acudimos a él por su protección, ya que él también fue pescador”, relató Manuel.
Agradecimiento fotos: Luis Santis y Manuel Allende.
